War of the Worlds Revisited [English & Spanish]

Submitted by journalist Mike Ibanez based on his article published in Cultura/s, October 31, 2008:


In 1991, an episode of the TV 2 show Camaleà³ (Chameleon), called La Mort [The Death] became a small War of the Worlds. About 1/3 of the way through the show, the drama was interrupted by a special news bulletin announcing that a coup d’état was in progress in the USSR. It was staged so well that other spanish media – TV, radio, etc – broadcast the (fake) news. And the confusion started (the news bulletin begins at approximately 8:30)…

The program was cancelled, however, reality is sometimes stranger than fiction, and 6 months later there was an actual coup d’état in the USSR against Gorbachov just as Camaleà³ has predicted. Here is Mike’s article in Spanish:

La Guerra de los In-Mundos

1991 fue medià¡ticamente un aà±o bastante bestia. Primero tuvimos el pollo que se montà³ con el pajarraco embadurnado de chapapote durante la GWI, la 1ª Guerra del Golfo. Meses después otro bicho estuvo involucrado en otro pollo. Camaleà³ fue el nombre de un espacio facturado desde Miramar, desde el circuito català¡n de TVE. Y la idea de ese camaleà³n -alimaà±a mutante de por sà­- era, desde la tele de autor, cuestionar o repensar formatos televisivos o nuestra manera de consumirlos. El viernes 5 de abril y en la edicià³n titulada La mort se hizo una especie de homenaje a una frase mà¡gica televisiva: “Interrumpimos la programacià³n para”¦” Tras oà­r esas cuatro palabras todo telespectador sabe, expectante y excitado, que le van a soltar algo potente, tan potente como para interrumpir ese flujo dopante de imà¡genes y sonidos que conforman la programacià³n. Esa edicià³n arrancaba como una fà¡bula, con unas adolescentes por las atracciones del Tibidabo. Una de las chicas va a parar a una sala donde un inquietante charlista habla de la Gorgona, criatura mitolà³gica que tenà­a el poder de petrificar a todo aquel que la mirase (como la tele, vamos). Y de repente, esa fà¡bula”¦ ¡zap! era interrumpida por la cabecera de los servicios informativos de la casa. Y Pitu Abril, el presentador (que diez minutos antes habà­a acabado el informativo de ese dà­a), nos decà­a las palabras mà¡gicas. La interrupcià³n informaba de un seà±or golpe de estado en la Unià³n Soviética que estaba dà¡ndose en esos momentos, segàºn teletipo de la agencia Reuter…

Camaleà³ fue una propuesta televisiva que aglutinaba una cantidad de talento impensable en un producto de hoy dà­a. La idea original provenà­a de un mà¡quina catà³dico como fue Joan Ramon Mainat, a la sazà³n jefe de programas de Miramar. El concepto se dejà³ en manos del antropà³logo y agitador cultural Manuel Delgado y del realizador Miguel àngel Martà­n. Justo gracias a la labor de agit/prop del Profesor Delgado, desde el pasado agosto si tecleas en el google “camaleo la mort” irà¡s a un và­deo con los 28 minutos de Tele Interruptiva que supusieron esa edicià³n de Camaleà³. Y a esos nombres hay que aà±adir el de Vicent Partal, conocedor profundo de la URSS y sus circunstancias y responsable del guià³n hiper-realista del -FICTICIO- avance informativo sobre el -FICTICIO- golpe de estado. La planificacià³n del guià³n, la interpretacià³n del mismo por parte de toda la gente de informativos, los insertos de archivo, todo fue tan acertado que pasà³ lo que pasà³. La cosa daba el pego, y empezaron los cortocircuitos.

Maà±ana 31 de octubre se cumplen 70 aà±os de la radiacià³n una noche de Halloween en los Estados Unidos del primer Gran Cortocircuito Medià¡tico del Siglo, La guerra de los mundos por Orson Welles y el Mercury Theatre on the Air. Salvadas las màºltiples distancias entre los dos productos, lo suyo es sacar algunas conclusiones sobre los cortocircuitos que, sin querer o queriendo, provocà³ el camaleà³n. En ambos casos serà¡ notable la capacidad para desatar reacciones del todo peregrinas, siempre las mà¡s valiosas. El gordo Orson en su docu/mental F For Fake nos habla de una mujer que durante la emisià³n de The War of The Worlds se presentà³ en una comisarà­a de San Francisco con la ropa trinchada afirmando que una pandilla de marcianos habà­an intentado”¦ bueno, ponerla mirando para Ganà­medes. El equivalente delirante para nuestro caso serà­a el lumbreras de una importante cadena radiofà³nica que afirmà³ tener ¡¡¡el teletipo de Reuter donde se informaba del golpe de estado en la URSS!!! (el menda pensarà­a: si lo tienen estos pringaos de Miramar, no lo voy a tener yo”¦).

Y ese detalle chusco tiene mà¡s importancia de la que parece, porque quien quedà³ mà¡s en evidencia en el caso Camaleà³ no fue el quizà¡ crédulo y petrificado telespectador sino el gremio, la profesià³n, todos aquellos que picaron y dieron la noticia o estuvieron a punto, dudando hasta lo inverosà­mil sobre hacerse eco o no del noticià³n. Falta de rigor, nula comprobacià³n de fuentes, ansia por scoopir a su parroquia”¦ Y ante la duda, todo era tan sencillo como hacer una llamada a Miramar y preguntar. Pero no, algunos tenà­an incluso el teletipo y querà­an pillar cacho medià¡tico.

A los pocos dà­as de la emisià³n se dio lo que llamaremos La Guerra de los Inmundos. Queja formal de la embajada soviética. Incluso desde la propia profesià³n empezaron a pedirse cabezas afirmando que todo habà­a sido una irresponsabilidad y que cosas asà­ podà­an poner en entredicho la credibilidad del gremio y de los sacrosantos Informativos (ya”¦). Cuanto mà¡s hubieran querido morder el anzuelo, mà¡s alto chillarà­an pidiendo cabezas. Algunas consecuencias: el programa se acabà³, Pitu Abril fue retirado cautelarmente de los informativos, Mainat dimitià³ o fue dimitido”¦

Pero el epà­logo del todo psicotrà³nico se produce cuatro meses después cuando la realidad imita al camaleà³n y se perpetra el intento de golpe de estado en la URSS profetizado por Miramar. No nos quepa duda que ese fragmento de Tele Interruptiva producida por el canalete català¡n es el fragmento definitivo de tele de culto europea puesto que, seguro, el KGB -y vete a saber si también la CIA- lo debià³ de analizar del derecho, del revés, valorar reacciones, etc. Un momento”¦ tal como hay conspiranoides que consideran el radio-play de Welles un test orquestado por el avieso C.D. Jakcson de la Rockefeller Foundation para medir niveles de credulidad, pà¡nico o reacciones ante una invasià³n enemiga”¦ ¿no podrà­a ser realmente ese Camaleà³ un pre-release, una simulacià³n -o simulacro- del golpe fetén de agosto? ¿Quién es el Jackson o la Rockefeller Foundation de Camaleà³? Como dirà­a ahora el Profesor Delgado: “nos sobrevaloras, neng”. Bueno, quizà¡ sea echarle un poco mà¡s de fantasà­a a un asunto simplemente fantà¡stico, ¿no?. Volvamos pues a la realidad. Imaginemos por un momento la cara que pondrà­a el lumbreras de la cadena de radio -si aàºn le dejaban merodear por allà­- cuando ese dà­a de agosto el teletipo escupiera, ahora sà­, la noticia de un golpe de estado en la URSS y viniera firmado, quizà¡, por Reuter.